jueves, 17 de marzo de 2011

6:27 p.m. Total recorrido: 800 m.

      

  La respiración a esta distancia está todavía estable, sin jadear. Escucho música a todo el volumen que los audífonos del celular pueden dar (lo uso porque por alguna razón alguien siempre se antoja llamar por teléfono a esa hora), usualmente escuchando heavy metal, punk, ska, grunge, y uno que otro estilo que me ayude a mantener el paso durante los 6,30Km de distancia que usualmente troto durante la sesión de ejercicio. Mas allá de que me guste la música que escucho, leí por ahí un artículo hace tiempo, específicamente durante las olimpiadas de Beijing, que comentaba una de las razones por las cuales Michael Phelps, campeón olímpico 14 veces en natación, mejoraba su desempeño físico gracias a la música

  Me sumergí en el tema. Leyendo otro artículo me topé con las publicaciones del Dr. Stefan Koelsh de la Universidad Abierta de Berlín. En resumen, sus estudios concluyen que "La música puede tener influencia en la frecuencia respiratoria (por ejemplo, a través de los efectos emocionales, un aumento de la excitación), que alteran los niveles de oxígeno en la sangre, o efectos relajantes (de modo que menos músculos consumen oxígeno, lo que también aumenta los niveles de oxígeno).". Al leer eso deduje un fenómeno muy importante que podría producirse y que he puesto a prueba desde el mismo momento que resolví salir a trotar 3-5 veces por semana, pero bueno, continúo relatando el trote de hoy.


Refinería de Amuay en pleno atardecer 6:29 p.m. Marca de 1200m. Foto tomada con celular a pleno trote.

  Mientras voy escuchando una canción de una banda argentina llamada "Ciro y los Persas", comenzaba a pensar acerca de los planes que tengo para la semana que viene, el viaje que tengo en los próximos días y otras cosas que tengo en mente. Lo que me llama la atención de todo este asunto es que no es que yo salga a trotar para pensar. Tengo todo el día para hacerlo y sinceramente no estoy tan ocupado para no hacerlo mientras no esté trotando. Pero "misteriosamente" las ideas en ese momento simplemente fluyen mejor.  Interesante, ¿no?.     

  Uno de mis grandes temores reside en que durante mi vejez padezca de algún trastorno mental (sea mal de alzheimer o demencia). Creo que lo más importante después de una vida llena de experiencias y recuerdos es la habilidad de mantenerlos y expresarlos a nuestros hijos y nietos con cordura. Hay innumerables estudios que indican que trotar beneficia la oxigenación del cerebro, obteniendo mejoras significativas en la agudeza mental y la estabilidad emocional, inclusive estimula la formación de nuevas neuronas. El cerebro consume el 30% de oxígeno que requiere nuestro cuerpo. Por lo tanto, mientras mis piernas lo permitan, trotaré cada día mas hasta que ellas digan: ¡Basta!

     En conclusión, este "doping mental" del trote me encanta, y me declaro un adicto convicto y confeso. 

    
     

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